Todo ello provocó que la Iglesia Católica decidiera cerrar las puertas de las Iglesias lo que provocó que los feligreses realizaron numerosas protestas contra el gobierno.
Debido a ello los misas se celebraban en el anonimato, en las casas, en forma secreta.
La Iglesia de Santiago Miahuatlán, también se cerro por este motivo y para asegurarse que se mantuviera cerrada grupos de mujeres y hombres se encargaban de cuidar tanto el recinto interno y el atrio.
Sin embargo durante la noche un hombre en su caballo hacía mucho ruido en la Iglesia, tanto que no dejaba descansar a las personas que les tocaba cuidar dentro de la Iglesia. Algunas otras noches el caballo blanco salia al atrio y perseguía a las personas, tanto que algunas personas tenian que subir al Laurel que se encuentra en el atrio para refugiarse, de este modo las personas que cuidaban una noche al siguiente día ya no regresaban y así sucedió hasta que la Iglesia se quedo sin voluntarios para cuidarla y mantenerla cerrada.
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